Fidati del mirino, non dell’occhio;
della scala, mai del gradino;
dell’ala, non dell’uccello
e di te solo, di te solo, di te solo.
Fidati del male, non del malvagio;
del bicchiere, ma mai del liquore;
del cadavere, non dell’uomo
e di te solo, di te solo, di te solo.
Fidati di molti, ma mai di uno;
del letto del fiume, mai della corrente;
dei calzoni, non delle gambe
e di te solo, di te solo, di te solo.
Fidati della finestra, non della porta;
della madre, ma non dei nove mesi;
del destino, non del dado d’oro
e di te solo, di te solo, di te solo.
(trad. Abele Longo, 2013)
Confianza en el anteojo, no en el ojo;
en la escalera, nunca en el peldaño;
en el ala, no en el ave
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.
Confianza en la maldad, no en el malvado;
en el vaso, mas nunca en el licor;
en el cadáver, no en el hombre
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.
Confianza en muchos, pero ya no en uno;
en el cauce, jamás en la corriente;
en los calzones, no en las piernas
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.
Confianza en la ventana, no en la puerta;
en la madre, mas no en los nueve meses;
en el destino, no en el dado de oro,
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.
(1937)
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